Cuando el agua era un obstáculo II

Luego fueron evolucionando a embarcaciones mayores y con quilla, lo cual supuso un avance para la construcción naval, y además de fabricarse botes más grandes con varios tablones, se incorporaron también mástil y vela.

Aprender a aprovechar el impulso del viento hizo que éste pasara de ser simplemente un peligro a suponer un paso en el desarrollo del sector naval. Esto se consiguió al comenzar a usar velas, hechas de juncos entretejidos o de pieles probablemente. Existen documentos que acreditan que hace aproximadamente 7000 años ya existían barcos de vela, una de las pruebas son los dibujos rupestres hallados en el desierto de Nubia. En Asia se desarrolló la vela.

Uniendo dos canoas se lograba una embarcación estable, el catamarán. Este término procede del tamil, de la conjunción de las palabras “paquete” y “árbol”, literalmente significa “troncos unidos”. Con ellos se descubrieron y colonizaron las islas de Oceanía en el Pacífico.

Se considera que podemos hablar de “barcos” ante embarcaciones con dos cubiertas como mínimo

Hacia el año 3000 a. C. los egipcios empleaban las primeras naves con las que se podían desplazar por el Nilo y que construían con madera. Se encontraron en el desierto de Nubia huellas de nave perteneciente al período predinástico egipcio (3400 a. C.) que poseía como mascarón de proa un cráneo de buey que, se estima, tiene unos 6000 años de antigüedad. Posteriormente se comenzó a navegar por el levante mediterráneo, empleando tablas de acacia o sicómoro para la construcción de las naves, que carecían de quilla y costillaje e iban ensambladas con clavijas de madera. Utilizaban 32 remos, 6 de ellos más grandes. La vela era cuadrada y el mástil estaba formado por dos palos.

Los fenicios exploraron la cuenca mediterránea occidental, alcanzaron las islas británicas y circunnavegaron África hacia el 500 a. C. Para los mástiles usaban cedro procedente del Líbano. Los costados eran muy altos y con dos hileras de remos a cada lado, por ello se denominaron birremes, posteriormente desarrolladas por los griegos. Eran grandes mercaderes y colonizadores, lo cual explica su progreso como marinos unido a sus conocimientos sobre las corrientes, los vientos y la astronomía. Esta civilización utilizaba dos tipos de barcos, los de carga y los de guerra.

La galera es un navío fenicio cuyo año de construcción es aproximadamente el 900 a. C., que se perfeccionaron a birremes y trirremes. Cuando el viento era favorable solía colocarse un mástil para favorecer la propulsión. Cartago, durante su existencia (750 a. C., fecha en que se fundó, hasta 146 a. C., fecha en que fue destruida) fue una gran potencia marítima y comercial. Fue la primera potencia marítima del Mediterráneo. Navegaban hasta el Atlántico, con veloces galeras que protegían a los navíos de carga (300 - 250 a. C., también utilizados posteriormente por los comerciantes judíos), equipados éstos con velas en dos mástiles. En su búsqueda por la hegemonía, Roma entró en guerra con Cartago aspirando a hacerse con el dominio marítimo.



En la primera imagen, moneda de Biblos, acuñada en plata el año 340 a. C., con una nave fenicia de combate con una cabeza de león en la proa y un ojo protegiendo la branca. Se encuentra en el Museo Nacional de Beirut. En la segunda imagen, dibujo del panel del Palacio de Senaquerib donde aparecen dos tipos de barcos fenicios, el de guerra con espolón de proa y el redondeado, llamado golah, de carga

Los griegos desarrollaron la trirreme, que data del 480 a. C. y llevaba tres hileras de remos. La eslora total era de 40 metros aprox. y la vela ra cuadrada de tejido o cuero aunque en los buques de guerra el medio principal de la propulsión eran los remos aunque a veces se ayudaba con la vela. Podían llegar a ser necesarios hasta 170 bogadores para moverlos, y a veces se añadía una vela adicional. Las embarcaciones romanas posteriores también se denominaron trirremes. Sus buques mercantes eran más anchos y grandes. Llevaban a Roma provisiones de todo el imperio y empleaban únicamente las velas. Contra los trirremes cartaginenses fueron muy eficaces los quinquerremes, construidos por primera vez por Dionisio I de Siracusa hacia el 250 a. C. Hacia el año 325 a. C. pudo haber existido un sumergible perteneciente a Carlomagno, macedonio heredero de la Grecia clásica. La leyenda cuenta que hizo un viaje al fondo del mar en un barril de vidrio, y teniendo en cuenta que por aquella época los progresos de la técnica ya habían dado lugar a dispositivos automáticos, no es descabellada esta posibilidad.

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